¿Puede una provincia aislada y devastada por una sangría migratoria constante tener una vida cultural activa diversa y potente que en ocasiones trasciende sus propios límites?

La respuesta a este fenómeno puede ayudar a entender también el del movimiento Teruel Existe, donde un pequeño David ha salido airoso pese haber sido atacado por un Goliat político y mediático descomunal tras haber saltado sus límites locales y ser fundamental para la formación de un gobierno. El escritor turolense Javier Sierra, premio Planeta 2017 e hijo predilecto de su ciudad, afirma que “los de Teruel sabemos convertir un problema en virtud, como se ha demostrado con nuestra reacción a las últimas campañas de boicot que hemos sabido revertir creando la etiqueta Yo voy a Teruel, de enorme éxito”.

Director de ‘Turia’

“Demostramos que es posible una gran revista desde un lugar que no es Madrid o Barcelona”

Esta actitud de crecerse ante la adversidad la comparte Raúl Carlos Maicas, fundador y director de la revista Turia. Nacida en Teruel en 1983, ha acabado siendo un referente de la cultura y la crítica literarias de todo el mundo hispanohablante, siendo comparada por algunos con la mítica Revista de Occidente.

“A diferencia de mis compañeros de pupitre universitario, que terminaron marchándose para no volver, decidí quedarme en Teruel y contribuir a cambiar las cosas en mi ciudad, en la que no existían demasiadas opciones como agitador cultural”, explica Maicas. “En el fondo queríamos demostrar que es posible hacer una revista cultural de difusión nacional e internacional desde un lugar que no fuera Madrid o Barcelona”, concluye.

De la capital nos vamos a uno de los rincones más bellos de la provincia, Albarracín, donde desde hace 23 años trabaja la Fundación Santa María, un caso ejemplar e insólito, que se estudia en varias universidades, de proyecto de desarrollo integral y de lucha contra la despoblación y el desempleo, con la actividad cultural y la preservación del patrimonio local como ejes vertebradores.

Su director, Antonio Jiménez, nos explica sus campos de acción. “En primer lugar nos dedicamos a la restauración y recuperación del patrimonio mueble e inmueble que se hallaba en grave estado de ruina hace tres décadas. Luego tratamos de activarlo organizando conciertos, exposiciones, conferencias, congresos, etcétera. Y por último gestionamos las infraestructuras que permiten su funcionamiento y que generan 20 puestos de trabajo estables”.

La Fundación Santa María gestiona 14 infraestructuras culturales, entre las que se encuentran
la catedral, el castillo, el museo de Albarracín y el diocesano, y varias casas señoriales. Entre las actividades que realizan anualmente destacan un taller de fotografía impartido por Gervasio Sánchez, y el ya clásico taller de restauración.

Jiménez piensa que las labores de la fundación han contribuido decisivamente al crecimiento de la ciudad. “En estos años, se han abierto en Albarracín 14 nuevos hoteles. Ahora nos preocupan las masificaciones puntuales. No querríamos matar la gallina de los huevos de oro”. Otro polo de atracción cultural y turística importante en Teruel es el fenómeno Dinópolis, que entre su sede de la capital y las siete subsedes desplegadas en toda la provincia ha conseguido atraer, desde su apertura en el 2001, a más de tres millones de visitantes y en el 2019 ha llegado a los 180.000.

Dinópolis

El parque, centrado en los dinosaurios, ha atraído a 180.000 personas en el 2019

Dinópolis es un complejo lúdico-científico donde se unen las nuevas técnicas de realidad virtual, una rigurosa investigación y restauración de los fósiles hallados en los numerosos yacimientos existentes en la provincia y la exposición de los mismos de manera didáctica y amena.

El director gerente de la Fundación Dinópolis, Luis Alcalá, nos habla de “un proyecto basado en un ciclo paleontológico-museográfico completo, llevado a cabo desde la fundación por especialistas durante muchos años”.

Allí pueden verse, entre otros importantes restos, el enorme pie del Turiasaurus riodevensis, o dinosaurio de Teruel, conocido como “el gigante europeo”, encontrado en subsuelos de la provincia cuyas pisadas dejarían huellas de alrededor de un metro de diámetro, y un saurópodo diplodócido, del que llegaron a recuperarse 17 vértebras de su cola en el yacimiento del jurásico superior de El Castellar.

En la zona exterior, llamada Tierra Magna, se exponen reproducciones del impresionante Tastavinsaurus, hallado en Peñarroya de Tastavins, uno de los saurópodos más completos del cretácico inferior europeo, y Baryonyx, que destaca por sus grandes garras

Higinia Navarro, directora gerente del complejo Dinópolis, nos informa que la visita a este centro de ocio “es el principal motivo que lleva hasta Teruel al 85% de los turistas y una de las causas del crecimiento de la hostelería y otros comercios en la provincia”.

Los amantes

Del 20 al 23 de febrero se evocan los trágicos amores de Isabel de Segura y Diego Marcilla

Otro gran atractivo cultural en Teruel es la rememoración de la leyenda de los amantes, cuando las instituciones y el tejido asociativo han puesto a la ciudad en el mapa de las grandes recreaciones históricas a través de los trágicos amores de doña Isabel de Segura y Diego Marcilla. Lo
que empezó como una boutade de unos actores, hoy son ya varios miles de personas, turolenses
y venidos de fuera, que provistos de trajes de época recorren sus calles y jaimas instaladas para celebrar el evento. Este año los fastos se celebrarán del 20 al 23 de febrero.

No obstante, cualquier momento es bueno para recorrer las calles de Teruel, de las de mayor riqueza mudéjar de la península, con sus torres de San Martín, San Salvador y la de la catedral. También es recomendable visitar la iglesia de San Pedro, de gran belleza, y el Museo Provincial, con una interesante muestra de restos arqueológicos y piezas de arte contemporáneo.

Buñuel

En Calanda, donde los tambores resuenan en Semana Santa, hay un centro sobre el cineasta

En Calanda, epicentro en Semana Santa de las jornadas de tambores y bombos que retumban en todo el Bajo Aragón turolense, se encuentra el Centro Luis Buñuel, el cineasta que desde su vuelta del exilio en los sesenta, invitó a tocar el tambor en su ciudad natal a gentes como Paco Rabal, Geraldine Chaplin o Carlos Saura. El centro es un hermoso edificio presidido por una enorme cabeza de don Luis abierto todo el año excepto los lunes y año nuevo. Durante siete días del mes de julio, el centro proyecta siete films españoles y otros siete mejicanos relacionados con Buñuel y o el cine de vanguardia en general. Su director es Jordi Xifra, catedrático de Comunicación de la UPF, quien espera en breve la cesión de nuevas piezas y nueva tecnología de la Filmoteca Nacional, que les subvenciona.

No faltan en Teruel museos en pequeñas localidades dedicados a pintores nacidos en ellas, como el Salvador Victoria, en Rubielos de Mora. Dirigido por el especialista en arte Ricardo García Prats, alberga obras del pintor, así como otras de autores de vanguardia de los años 50, 60 y 70, y también una sala de exposiciones temporales.

En el Bajo Matarraña zaragozano, en Maella, se encuentra también un pequeño museo dedicado a Pau Gargallo, hijo de la localidad.

Esta comarca, integrada básicamente por pueblos de la provincia de Teruel, y dotada de unos paisajes y unos cascos urbanos de arcos, edificios y calles de piedra espectaculares, ha sido un hervidero cultural pujante desde los años setenta. En Calaceite, recalaron escritores y artistas plásticos, como José Donoso, Ángel Crespo o Ràfols Casamada y allí nacieron asociaciones culturales como Noessis, y la Associació Cultural de Matarranya (Ascuma). Uno de los puntales culturales de la zona, Octavi Serret, ha dejado atrás la faceta comercial de su mítica librería en Valderrobres, para centrarse en promover actividades a través de la asociación Ilercavònia terra nostra y de su marca personal Camins Serret.

Como nos comentaba Raúl Maicas, director de Turia, “en Teruel no sobra nada ni nadie pero deberíamos saber priorizar y tener muy en cuenta el papel dinamizador, de creación de riqueza y de seña de identidad de un territorio que juegan determinados proyectos culturales y que pueden ser claves para su sostenimiento económico y poblacional”.

La vanguardia 12/01/2020